La canción Al Morir la Tarde de Felipe Bermejo es calificada como una magnÃfica composición lÃrica que nunca olvidaremos y que cuenta con la aprobación de los exigentes amantes de la música, en efecto, es una canción prefecta para disfrutar.
Y dice...
Olor a yerba quemada,
olor a establo y a pino,
animales que descansan,
y algarabÃa en el camino.
Una campana que tañe,
un horizonte de fuego,
el ave que llega al nido
y eleva al cÃelo su ruego.
¡Ah!... ¡Ah!...
Tras la montaña lejana
la luna acecha curiosa,
y mientras muere la tarde,
la luz se enciende en la choza.
La campiña languidece,
se va envolviendo en la calma,
y el viento ya se adormece
tranquilizando las almas.
¡Ah!... ¡Ah!...
Fin
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Esta cancion me recuerda a mi hermano ya fallecido
TARDES DE TORMENTA
Suena el eco adormecido de la tormenta, atravesando las nubes negras, qué se mueven en triste cadencia, mientras las primeras gotas de lluvia, caen salpicando los charcos de las aceras, qué, en ondas concéntricas, dibujan pequeñas lágrimas de pena; son, esas tardes de miradas perdidas, de charlas con el café caliente sobre las mesas, o tumbados en los sofás, bien calentitos sin horas de espera; las calles pierden su color entre pasos apresurados, que se pierden por las esquinas, de igual modo, que los árboles encojen sus ramas peladas, esperando el abrazo que no llega de la primavera; de este modo, los paraguas de distintas formas, hacen relucir su frenética lucha contra viento y marea, dejando a los diferentes tonos de negros y grises, qué escriban sobre este cielo, un poquito de poesÃa sin letras...